Lumbociática, en qué consiste y cómo la tratamos con fisioterapia y ejercicio
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La lumbociática es una de las dolencias de espalda más comunes, junto a la lumbalgia, a la que popularmente llamamos lumbago. Tal vez la reconozcas mejor por su nombre más corto, ciática; en realidad, se trata de la misma patología, aunque con el término lumbociática estamos destacando su origen lumbar.

Es interesante diferenciar los términos porque ni las causas ni el tratamiento son los mismos en cada caso. La lumbalgia es, básicamente, dolor en la zona baja de la espalda, la región lumbar, y puede deberse a múltiples causas. De hecho, la estadística dice que 8 de cada 10 personas han padecido alguna vez esta dolencia.

La lumbociática, o ciática, comienza, también, como un dolor en la parte inferior de la espalda, que se extiende por el glúteo, la cara posterior del muslo, la pierna e, incluso, llega hasta el pie. El dolor realiza este recorrido porque está descendiendo por el nervio ciático, el cual se encuentra irritado o inflamado.

Causas de la lumbociática

En la mayor parte de los casos, la lumbociática tiene como causa una hernia discal, es decir, el desgaste y deterioro de los discos de la columna vertebral en la región lumbar. También se puede originar a consecuencia de una estenosis raquídea, que se produce cuando las raíces de los nervios quedan comprimidas o estranguladas, o del síndrome del piriforme, músculo ubicado en las nalgas.

Podemos hablar de una serie de síntomas que son comunes a todos los tipos de lumbociática o ciática, sea cual sea la zona del nervio afectada.

  • Por una parte, el dolor en la zona baja de la espalda, si existe, suele ser de menor intensidad que el que se siente en la pierna.
  • Es raro sentir dolor en ambas extremidades al mismo tiempo. Lo normal es que el dolor se centre en la nalga o en una de las piernas.
  • El dolor suele agudizarse cuando nos sentamos y disminuye si caminamos o estamos acostados.
  • En ocasiones, se siente un hormigueo o quemazón que baja por la pierna.
  • A veces, también aparece cierta dificultad o debilidad para mover la pierna o el pie.
  • Normalmente, el dolor no es sordo, sino punzante.

Tratamiento: fisioterapia y osteopatía

Hay dos aspectos fundamentales a la hora de tratar la lumbociática. Por una parte, es importante centrarse en la liberación del nervio ciático y en la recuperación de la movilidad y la elasticidad perdidas. Por otra, hay que intentar realizar ejercicios para fortalecer los músculos de la región lumbar, además de realizar estiramientos que nos permitan aumentar el rango de movimiento.

El tratamiento fisioterapéutico y osteopático cuenta con varias técnicas para liberar el nervio ciático. Es interesante que los primeros pasos que demos estén dedicados a recuperar la funcionalidad de las articulaciones afectadas y el equilibrio de la estructura muscular y ósea de nuestro cuerpo, de lo que se encarga la osteopatía estructural.

Tanto el masaje descontracturante como la terapia manual destinada a liberar el nervio ciático nos ayudarán a reducir el dolor y la inflamación. La punción seca servirá para liberar aquellos puntos miofasciales que se hayan activado, es decir, los puntos gatillo en los que se concentre el dolor.

También puede ser útil la aplicación de estimulación eléctrica nerviosa transcutánea, los TENS, que suavizan las contracturas musculares y ayudan al cuerpo a producir más endorfinas, los neurotransmisores que, entre otras cosas, hacen que sintamos menos dolor.

La aplicación de calor y/o frío, según el caso, estimulará o disminuirá la circulación de la sangre, colaborando con la reducción de la inflamación.

Ejercicios de fortalecimiento

Como decíamos, tanto para prevenir como para tratar la lumbociática, son muy convenientes los ejercicios de fortalecimiento, los estiramientos y, también, los destinados a mejorar nuestra salud cardiovascular, los aeróbicos.

Si ya padeces lumbociática, consulta con tu fisioterapeuta cuáles son los ejercicios más adecuados para ti, ya que tanto el tipo de ejercicio como la intensidad dependerá de la gravedad de la dolencia. Suele ser muy recomendable realizar las series dentro del agua, en una piscina, ya que en este medio cualquier movimiento es menos agresivo.

Los ejercicios de fortalecimiento se deben centrar en la musculatura y los tendones de la espalda, especialmente los de la región lumbar y los dorsales, sin olvidarnos de los abdominales, los glúteos y los músculos ubicados en la cadera.

Los estiramientos están pensados para aliviar el dolor provocado por la lumbociática. Entre los músculos que vamos a estirar, encontramos el que hemos mencionado antes, el piriforme, y también el arco lumbar. Podemos realizar los estiramientos tumbados: encoger las rodillas hacia el pecho; con las rodillas flexionadas, levantar y asentar el arco lumbar; llevar la rodilla hacia el hombro opuesto o el tobillo hacia la rodilla opuesta. Debemos mantener las diferentes posiciones durante 20 o 30 segundos.

Y si queremos darnos un empujoncito más para recuperarnos lo antes posible, nada mejor que incluir alimentos antiinflamatorios en nuestra dieta diaria.