Osteopatía pediátrica en Barrio de Salamanca
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Conoce nuestro servicio de osteopatía pediátrica en Barrio de Salamanca
Siempre nos guiaremos por una anamnesis que realizaremos a los padres en la cual preguntaremos sobre cómo fue el embarazo y el parto de la mamá, preferencias que tenga el bebé en cuanto a posturas, forma de alimentación, sintomatología, etc.
Prestaremos especial atención a la cabeza del bebé, ya que debido a las posiciones que adopta el niño durante el embarazo y el parto es frecuente encontrar compresiones de los huesos de la base del cráneo, que pueden irritar a algunos pares craneales responsables del funcionamiento del sistema digestivo y gastrointestinal.
Ven a Fisio Naciones y confía en nuestro servicio de osteopatía pediátrica en Barrio de Salamanca.
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¿Qué hace nuestro osteópata pediátrico en Barrio de Salamanca?
Evaluará la succión, el tubo dural por si existe tensión meníngea, y pasará revista al diafragma y al sistema visceral del pequeño.
Las sesiones en pediatría suelen ser más cortas que en un adulto, y las técnicas que se utilizan son muy suaves e indoloras.
Aunque no exista ninguna patología, es muy recomendable realizar una primera visita al osteópata pediátrico a partir de la segunda o tercera semana de vida, ya que podrá realizar una labor preventiva y evitar muchos problemas futuros.
Después de una sesión, los bebés suelen estar cansados y tienen más ganas de dormir debido a la estimulación del sistema parasimpático, aunque en alguna ocasión demandan más mimos y están un poco más inquietos porque se sienten diferentes después del tratamiento.
Pide cita en Fisio Naciones y conoce a nuestro osteópata pediátrico en Barrio de Salamanca.
¿A quién puede ayudar nuestra osteopatía pediátrica en Barrio de Salamanca?
- A cualquier bebé que tuviera un parto largo o complicado: inducción, uso de fórceps o ventosa, cesáreas etc
- A bebés que han mantenido la misma posición todo el embarazo
- A prematuros o bebés nacidos de partos múltiples
- A bebés que requieren cuidados especiales tras nacer
- A bebés que presentan una cabeza en forma de cono, con alguna asimetría, o con caput succedaneum (“apepinada”).
- A aquellos que tuvieron dificultades para el biberón o la lactancia: hacían daño a las madres, mal enganche, problemas de frenillo etc
- A bebés que tienen cólicos, reflujos, estreñimiento…
- Si están diagnosticados de tortícolis, plagiocefalia o platibasia
- A los bebés que hacen muchas otitis.
- Si presentan el conducto del lagrimal obstruido.
- A los bebés que tienen hipotonía.
- Si tienen displasia o luxación de cadera.
- Si se arquean mucho hacia atrás.
- Si se estiran del pelo.
- Si presentan maloclusión dental o bruxismo.
- A bebés que lloran o que duerman mal.