Reumatismo, un nombre para muchos tipos de dolencias articulares
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Reumatismo es la palabra que empleamos para referirnos al dolor en las articulaciones. Pero reumatismo no hay uno, si no muchos, más de 100 según algunas clasificaciones. Por eso, deberíamos hablar, más bien, de trastornos o enfermedades reumáticas y, en concreto, ponerle nombre a la patología que sufrimos, que probablemente estará asociada con algún tipo de artritis.

Aunque la expresión “ay, mi reuma”, que todos hemos oído alguna vez, no es médicamente exacta, sabemos a lo que se refiere la persona que se queja de esta manera: dolor, hinchazón o inflamación, rigidez de las articulaciones, limitación de la movilidad e incluso deformidad de los dedos, la mano, la rodilla o el codo.

A menudo, pensamos en el reumatismo como una enfermedad que afecta, sobre todo, a las personas mayores. Sin embargo, las enfermedades reumáticas pueden afectar a personas de cualquier edad. De hecho, son tan frecuentes que las estadísticas indican que, en España, 1 de cada 4 personas mayores de 20 años padecen un tipo u otro de trastorno reumático.

Otro lugar común al hablar del reumatismo, en este caso cierto, es pensar que las personas que padecen algún tipo de reumatismo son buenas predictoras del tiempo que va a hacer. Esto no sucede por casualidad, sino debido a que el reumatismo está asociado con los cambios de clima, sobre todo con la llegada del frío y el incremento de la humedad, porque éstos agravan los síntomas.

Tipos de reumatismo

Cuando sufrimos de reumatismo, el primer paso que debemos dar, para mejorar nuestra calidad de vida, es tener un diagnóstico certero de qué dolencia sufrimos exactamente. La inflamación articular se puede deber a procesos artríticos, a artrosis, a fibromialgia e incluso a osteoporosis.

Existe un tipo de fiebre reumática, que afecta, sobre todo, a los niños de entre 5 y 15 años, y una enfermedad como la gota, que se produce cuando tenemos un nivel alto de ácido úrico en la sangre, está considerada como un trastorno reumático.

Dada la gran variedad de lo que podemos llamar reumatismos, es fundamental conocer el origen y las causas de la inflación de las articulaciones para empezar a tratarlas de la forma más adecuada.

Tratamiento del reumatismo

El reumatismo afecta, generalmente, a los tejidos blandos. El dolor y la inflamación de las articulaciones suele irradiarse hacia los músculos, ligamentos y tendones que las rodean.

Las diferentes técnicas fisioterapéuticas que se pueden emplear para tratar el reumatismo se centrarán, inicialmente, en reducir el dolor y la inflamación, sin dejar de lado la recuperación de la movilidad y la elasticidad.

El masaje manual o masoterapia es muy útil para aumentar el tono muscular y la elasticidad de nuestras articulaciones, al mismo tiempo que busca reducir la rigidez. Para reducir la inflamación y mejorar la circulación de la sangre, contamos con técnicas como el drenaje linfático. Por su parte, la inducción miofascial trata, a base de estiramientos suaves y presiones, de liberar las fascias y conseguir una mayor movilidad.

El tratamiento fisioterapéutico de este tipo de dolencias no se limita a las sesiones a las que acudimos con el profesional. Tan importante como éstas, serán las herramientas y consejos que nuestro fisioterapeuta nos pueda dar para que modifiquemos nuestras rutinas y empecemos a fortalecer nuestro cuerpo.

El ejercicio siempre va a ser uno de nuestros aliados. No es necesario entrenar como si se tratara de ir a una competición; será suficiente con caminar todos los días un rato, realizar algunos estiramientos, tal vez nadar o hacer ejercicios en la piscina. Hay muchas formas de ejercitar nuestro cuerpo y, no os preocupéis, casi ninguna pasa por apuntarse a una maratón.

En el caso de que tengamos sobrepeso, es importante perder algunos kilos, para liberar la presión que están aguantando las articulaciones. Aquí es donde entra el cuidado de la dieta. Hay algunos alimentos que favorecen la inflamación, por lo que son poco recomendables cuando se sufren enfermedades reumatológicas. Por el contrario, la verdura, la fruta, las legumbres, los pescados ricos en Omega 3 o los frutos secos tienen propiedades antiinflamatorias.