Los síntomas del reumatismo se agravan con los cambios climáticos
enfermedades reumaticas

El frío, la humedad y los cambios en la presión atmosférica agravan los síntomas de las dolencias reumáticas. Existe una relación entre el reumatismo y los cambios climáticos aunque no es tan directa como la conocida frase “me duele la rodilla, va a llover” parece dar a entender.

Las enfermedades reumáticas afectan al 25% de la población

Se han descrito cerca de 200 enfermedades reumáticas, cada una con su cuadro clínico de síntomas y con sus tratamientos asociados. Con el adjetivo “reumático” nos referimos, simplemente, a la inflamación, degeneración o alteración de las articulaciones, músculos y tendones de nuestro cuerpo. De esta manera, entre las dolencias reumáticas encontramos afecciones pasajeras como la tortícolis y el lumbago y otras crónicas como la artritis, la artrosis, la osteoporosis o la fibromialgia.

Los síntomas de todas ellas, de una manera u otra, empeoran con la llegada del frío, el incremento de la humedad y el descenso de la presión atmosférica. Vamos a ver por qué se produce este agravamiento y qué podemos hacer para evitarlo.

La predicción meteorológica a través del cuerpo

Aunque suene un tanto místico, hay personas que sienten los cambios de tiempo, sobre todo la llegada de las lluvias, la nieve, los vientos y el frío. Y no todas estas personas padecen algún tipo de enfermedad reumática.

Hay ciertas teminaciones nerviosas en nuestro cuerpo que son más sensibles a los cambios climáticos. Son estas terminaciones las que nos avisan de los cambios de estación. En el caso de las dolencias reumáticas, lo que sentimos es que se agudiza el dolor y la inflamación, ¿por qué?

Un caso bastante peculiar es el de los cambios bruscos de temperatura que suelen incidir negativamente sobre reumatismos temporales -no crónicos- como el lumbago o la tortícolis.

También se conocen casos en los que los síntomas del reumatismo se han visto agravados a causa de infecciones en las vías respiratorias, sea un mero catarro, una gripe o bronquitis. Por esta razón, es importante prevenir estas afecciones o atajarlas en cuento tengamos las primeras señales de su aparición (dolor de garganta, enfriamiento, dolor muscular generalizado…)

El frío, la humedad y la lluvia

El frío tiene una relación directa con nuestros músculos. Cuando sentimos frío, contraemos los músculos, a menudo de forma inconsciente. Es posible que, más de una vez, hayas sentido dolor muscular en las piernas, los brazos y la espalda tras pasar algunas horas en un ambiente gélido, sea en la calle o en alguna habitación mal caldeada. Durante ese tiempo, tu cuerpo habrá tendido a encogerse y tus músculos habrán estado contraídos.

Esta tensión muscular puede provocar contracturas en la espalda y puede ser el origen de dolores en la región lumbar y de los conocidos latigazos o tirones cervicales que terminan convirtiéndose en tortícolis o incluso en cervicalgia.

Si padeces alguna patología en la columna vertebral, debes de tener especial cuidado con las corrientes de aire ya que son especialmente perjudiciales para la lumbalgia y las dolencias cervicales.

Las enfermedades reumáticas están profundamente relacionadas con la alimentación. La carencia o el exceso de ciertos minerales y vitaminas puede provocar la aparición o el agravamiento de este tipo de patologías. La falta de calcio o un exceso de fósforo en el cuerpo tienden a aumentar nuestras posibilidades de padecer osteoporosis, artrosis y artritis.

Las vitaminas son fundamentales para fortalecer nuestras articulaciones. Es el caso de la vitamina C, presente sobre todo en los cítricos, a la que hay que prestar especial atención durante la temporada de otoño e invierno ya que el frío hace aumentar su eliminación a través de la orina.

El fenómeno de Raynaud

Otra dolencia asociado con el frío es el conocido como fenómeno de Raynaud. Está relacionado con la cantidad de sangre que fluje por los vasos sanguíneos de los dedos de las manos y los pies. Cuando el cerebro percibe que hay un incremento de la sensación de frío, ordena a los vasos sanguíneos que se estrechen, para disminuir la cantidad de sangre que circula por ellos y así mantener el cuerpo caliente.

En el caso de las personas que sufren este fenómeno, que sobre todo afecta a las mujeres y a aquellos que viven en climas muy fríos, el estrechamiento es excesivo y la sangre apenas puede circular. La piel de los dedos palidece y se torna blanquecina por falta de riego.

Pese a las apariencias, esta dolencia no tiene un origen circulatorio sino que debe de ser tratada por el reumatólogo.

Fisioterapia y reumatismo

La fisioterapia cuenta con un amplio arsenal de técnicas para tratar las dolencias reumáticas. De hecho, existe incluso una especialidad llamada fisioterapia reumática. Eso sí, antes de empezar cualquier tratamiento, hace falta realizar un análisis de cada paciente para diagnosticar qué tipo de reumatismo padece ya que no se trata de la misma manera la lumbalgia, la artrosis o la osteoporosis.