El estrés diario se convierte en una ola de tensión que se acumula en las cervicales; las mismas posturas mantenidas durante horas frente al ordenador o de pie sobrecargan el cuello; incluso dormir mal y descansar poco pasa factura por la región cervical.
Dependiendo del tipo de dolencia que afecte a nuestro cuello, tendremos unos síntomas u otros
El malestar físico relacionado con una lesión o dolencia cervical puede notarse en la nuca y en la parte alta de la espalda pero también en zonas menos evidentes como la cabeza (dolor de cabeza, presión en las sienes o en la mandíbula, por ejemplo), los hombros, los brazos y las manos.
De una forma general, el dolor de cuello también puede estar relacionado con problemas emocionales. Como hemos visto con el estrés, la tensión se acumula en esta zona; pero no sólo el estrés puede ser el causante de la rigidez de cuello sino que también es posible que aparezca cuando sentimos ansiedad ya que, en este estado emocional, los músculos que unen la cabeza con los hombros se contraen.
Síntomas del dolor cervical
Hay síntomas que aparecen con mucha frecuencia asociados al dolor cervical. Otros, dependen del grado de dolor de cuello (leve, grave, crónico) o del tipo de lesión concreto que padezcamos.
Los síntomas más generales son:
- Dolor de cabeza
Muy común cuando se trata de un caso de cefalea tensional, un tipo de dolor de cuello asociado con fuertes y punzantes dolores de cabeza. Se debe a una alteración en la estructura articular, muscular o nerviosa del cuello.
- Náuseas, vómitos, sensación de vértigo y mareos
Cuando la musculatura del cuello está sobrecargada o sufrimos un pinzamiento de un músculo o de un nervio, es bastante habitual que sintamos náuseas. Los vértigos suelen estar relacionados con problemas en el flujo normal de la sangre o con el incorrecto funcionamiento del sistema nervioso, por un pinzamiento de un nervio a la altura del cuello, por ejemplo.
Los mareos pueden ser producidos también por algún tipo de infección o problema en el oído. Lo que diferencia a éstos de los propios del dolor de cervicales es, sobre todo, la intensidad, mucho mayor cuando su origen está en el oído; la sensación se parece más a estar en un tiovivo donde todo da vueltas de una forma descontrolada.
- Hormigueo y pinchazos
El dolor de cuello puede irradiarse hacia los hombros, los brazos e incluso las manos. Generalmente, sentimos entumecimiento, hormigueo, pinchazos o cosquilleo en las extremidades superiores.
Cuando el dolor se irradia hacia el brazo, solemos estar ante un caso de pinzamiento de un nervio, dolencia conocida como radiculopatía cervical. También puede ir acompañado de cierta sensación de debilidad.
En ocasiones, el dolor cervical irradiado tiene como origen una hernia discal aunque también es posible que se deba a adherencia o fijación del tejido conectivo o una simple contractura muscular.
Síntomas menos frecuentes
Hay síntomas que son menos frecuentes pero que hay que tener en cuenta porque suelen estar asociados con alguna clase muy concreta de cervicalgia o lesión en la región cervical.
- Somnolencia, cansancio, trastornos visuales y pitidos en los oídos
Estos cuatro síntomas son muy habituales en los casos en los que se haya producido una rectificación cervical o un latigazo cervical. El latigazo está muy relacionado con los accidentes automovilísticos (los golpes por detrás, especialmente) y la rectificación con la escoliosis.
- Fiebre
Hay que tener en cuenta que, en algunas ocasiones, el dolor cervical es, de por sí, un síntoma de otra enfermedad. En el caso de que aparezca acompañado de fiebre alta, podría tratarse de meningitis. El cuadro sintomático de la meningitis, además de fiebre y rigidez en la nuca, incluye dolor de cabeza intenso, náuseas y vómitos.
Cuando empezamos a sentir molestias en la zona cervical y en la parte alta de la espalda, lo mejor es prestar atención y no dejar que vayan a más. La fisioterapia cuenta con un amplio abanico de técnicas para diagnosticar y tratar la mayor parte de las dolencias cervicales.
También es importante descubrir el origen de la dolencia. Si es un mal hábito postural, tendremos que intentar modificarlo. En el caso de que se deba a una sobrecarga muscular, deberíamos intentar reducir la inflamación y no forzar la zona dolorida.
Si nuestro problema es el estrés, una de las mejores terapias para liberarlo es el masaje descontracturante. Una vez recuperados, sería interesante dedicarle unos minutos, a diario, a la realización de ejercicios y estiramientos adecuados para evitar que reaparezca la dolencia cervical.