El exceso de estrés le pasa factura a nuestro cuerpo. Nuestro ritmo acelerado de vida, los compromisos laborales y familiares, las prisas y las horas que le robamos al sueño son todos ellos factores de peso en la creación de elevados niveles de estrés en nuestro cerebro y organismo. En ocasiones, forzamos la máquina, como solemos llamar a nuestro cuerpo, hasta el límite. Lo agotamos, lo dejamos exhausto.
Día a día, vamos acumulando estrés y cansancio. Notamos rigidez en el cuello, nos duele la espalda, sentimos una especie de presión sobre las cervicales y en la zona lumbar. Es probable que cualquier movimiento brusco o el mero hecho de levantar un objeto pesado nos provoque un tirón o una contractura.
Además del estrés, nuestros hábitos de vida también pueden incidir negativamente en la estructura muscular y ósea de nuestro cuerpo
Nuestros músculos, tensos y fatigados, nos están avisando de que estamos haciendo algo mal. Sentir dolor en el cuello o en la espalda es una señal a la que debemos atender; necesitamos parar, relajarnos y ponernos en las manos de un fisioterapeuta. No hace falta esperar ese momento en el que ya no podemos más mientras aliviamos el dolor momentáneamente con algún fármaco antiinflamatorio.
¿Qué es un masaje descontracturante?
El masaje descontracturante es, posiblemente, la técnica de amasamiento más extendida o, al menos, la más popular (dejando aparte el mero masaje relajante). ¿Quién no ha recibido uno de estos masajes? Hoy en día los ofrecen casi en todas partes, hasta como regalo de cumpleaños. Sin embargo, esta proliferación de la oferta nos está llevando al engaño: un masaje descontracturante no lo puede dar cualquiera porque nos arriesgamos a salir peor de lo que hemos entrado.
Desconfiemos de los anuncios en los que los masajes descontracturantes se consideran sinónimo de masajes relajantes
Una contractura muscular es una patología. Un músculo o grupo de músculos se contraen de forma involuntaria, duradera e, incluso, permanente. Generalmente, este tipo de lesiones son muy comunes; no sólo se dan entre los deportistas sino que cualquiera podemos realizar un mal gesto, sobrecargar un músculo al realizar un esfuerzo o provocarnos una contractura cervical por una mala postura.
Beneficios del masaje descontracturante
El objetivo del masaje descontracturante es devolver a nuestros músculos a su estado natural, aliviar la tensión que sentimos en la espalda o en el cuello y deshacer los “nudos”, como comúnmente los llamamos, que las malas artes del estrés o una postura incorrecta han provocado en nuestra musculatura.
Una vez que hemos conseguido reducir el nivel de estrés y de tensión en la espalda o las cervicales, nuestros músculos estarán más relajados, la circulación de la sangre mejorará en las partes afectadas y sentiremos una reducción significativa del dolor. También vamos a notar que el masaje tiene efectos positivos sobre la piel ya que la fricción ayuda a eliminar las células muertas.
Gracias a la relajación muscular que conseguimos a través de este tratamiento, también notaremos que mejora la calidad de nuestro sueño y nos sentiremos más llenos de energía y con mucha más vitalidad.
En el caso del masaje descontracturante cervical, nos percataremos de que, tras conseguir aliviar la rigidez de las vértebras cervicales, nos hemos librado de la sensación de mareo y del dolor de cabeza que suelen acompañarlo.
Técnica del masaje descontracturante
Las manos de nuestro fisioterapeuta se centrarán en los puntos contracturados sin olvidarse de tratar también las partes que no están directamente afectadas por la contracción. El tratamiento fisioterapéutico será más profundo e intenso en las zonas que presentan nudos musculares.
El masaje descontracturante está indicado para tratar la zona lumbar, los dorsales, las caderas, el trapecio, los hombros y el cuello. Tanto en el caso de la espalda como en el de las cervicales, existen diferentes terapias manuales y de manipulación. Entre otras, se emplean técnicas como la terapia miofascial, la punción seca o el tratamiento de los puntos gatillos. En cada caso, será nuestro fisioterapeuta quien deberá decidir cuál es el tratamiento más adecuado.