La cervicalgia es lo que comúnmente llamamos dolor de cuello y tiene su origen en las cervicales. Entre los síntomas de la cervicalgia, es fácil sentir dolor de cabeza, limitación del movimiento del cuello, rigidez de la musculatura que rodea las cervicales e incluso mareos, sensación de vértigo y hormigueo o pinchazos. En este artículo te explicamos como prevenir la cervicalgia gracias a algunos hábitos saludables faciles.
La mayoría de las cervicalgias se producen por sobrecarga muscular
Hay que diferenciar entre las distintas molestias que podemos sufrir en el cuello.
Podemos encontrarnos con una tortícolis, que es una contracción de los músculos del cuello que nos impide ponerlo recto. El latigazo cervical se produce por un movimiento muy brusco del cuello. Se produce, a menudo, a causa de accidentes de tráfico, especialmente en los casos en los que un vehículo golpea al nuestro por detrás.
Una patología diferente de la cervicalgia es la cefalea tensional, que también tiene su origen en el cuello, aunque aparece en forma de migraña o fuerte dolor de cabeza.
Prevenir la cervicalgia y buenos hábitos
La prevención es fundamental para que no aparezca el dolor de cuello. Muchas veces, no nos damos cuenta de que estamos forzando las cervicales, manteniendo una postura inadecuada y haciéndolas soportar una tensión que las lleva a sobrecargarse.
De ahí que sea muy importante prestar atención a la posición de nuestra espalda y cuello, sobre todo cuando estamos mucho tiempo en la misma postura: trabajando, estudiando, viendo la televisión o incluso hablando por teléfono o chateando por el móvil.
Aunque al principio te costará más y tendrás que fijarte, poco a poco verás como tomas las posturas adecuadas de forma casi automática.
Los buenos hábitos posturales son clave para prevenir la cervicalgia. Tanto la región cervical como la espalda están involucrados en la aparición de los dolores de cuello, por lo que es conveniente mantener un buen tono muscular en esas zonas.
Algunas actividades, que parece que no están relacionadas con la cervicalgia, pueden provocarla: levantar pesos tirando de la espalda y del cuello; los movimientos repetitivos de las cervicales en la misma dirección; la pantalla del ordenador a una altura inadecuada o a poca distancia de los ojos.
Convivir con la cervicalgia
En los casos en los que aparece la cervicalgia, o ésta alcanza un grado crónico, podemos continuar con nuestra vida cotidiana sin forzar el cuello y teniendo en cuenta estos sencillos consejos:
- Aplica hielo seco o una compresa fría sobre la región cervical.
- Evita los movimientos y giros bruscos pero no dejes de mover el cuello con la mayor naturalidad posible.
- Cuando el dolor sea intenso, intenta reposar.
- Pon atención en cómo colocas el cuello mientras estás trabajando o estudiando. No fuerces el cuello e intenta que la postura no cree sobrecargas.
- Reduce el nivel de estrés que estás soportando.
- Dedica unos minutos al día a hacer estiramientos de cuello y de hombros.
- Los ejercicios de resistencia lateral y frontal te ayudarán a fortalecer la musculatura del cuello.
- La almohada, que sea baja, para evitar que las cervicales estén en tensión.
Drenaje linfático, técnicas manuales y osteopatía
El tratamiento fisioterapéutico y osteopático de la cervicalgia se basa en diferentes técnicas, dependiendo de la gravedad del dolor de cuello y de las características de la patología en cada paciente.
El drenaje linfático manual se emplea cuando la sobrecarga muscular va acompañada del estancamiento de fluidos. En muchas ocasiones, la tensión acumulada provoca contracturas y éstas, a su vez, impiden que circulen con normalidad la sangre y la linfa.
El masaje descontracturante está especialmente indicado para reducir la tensión acumulada tanto en el cuello como en los hombros, en la zona del trapecio y los músculos flexores. En el caso de que haya nudos o puntos de dolor, los conocidos como puntos gatillo, se emplearán las pequeñas agujas de la punción seca para desactivarlos.
La osteopatía lleva a cabo un examen profundo no sólo de la región cervical sino también de otras zonas del cuerpo, que puedan estar colaborando con la aparición de la cervicalgia, como el músculo deltoides, en la parte media de la espalda; o el músculo esplenio, situado en la parte baja de la cabeza.