Dime dónde te duele la espalda y te diré qué mal padeces
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¿A quién no le duele la espalda de vez en cuando o, lo que es peor, día sí y día también? Lamentablemente, el dolor de espalda es hoy en día tan común como, pongamos, el dolor de cabeza o un simple resfriado. Nuestros malos hábitos posturales, llevar una vida sedentaria, estar muchas horas seguidas sentados o de pie y el estrés son los principales causantes de las dolencias de espalda.

Aunque a veces nos parezca imposible deshacernos de él, no tenemos por qué aprender a convivir con el dolor. Si conocemos el origen y las causas, podemos tratarlo y evitar que se reproduzca. Para ello, es importante delimitar la zona de la espalda en la que sentimos la molestia, la inflamación o el punzante latigazo que nos informan de que nuestros músculos y tendones están sufriendo.

Identificar las posibles causas por las que nos duele la espalda para ponerles remedio es el primer paso

¿Donde nos duele la espalda?, parte alta-media-lumbar

La espalda se puede dividir, grosso modo, en tres partes: la región lumbar, la zona media y la parte alta. Además, tenemos que tener en cuenta las posibles ramificaciones del dolor hacia los costados izquierdo o derecho que, en ocasiones, están relacionadas con enfermedades o infecciones de los órganos vitales internos (riñones, hígado, páncreas…)

Región lumbar

La parte baja de la espalda, las lumbares como coloquialmente se la conoce, es una de las más propensas a estar dolorida, contracturada o inflamada. No en vano soporta buena parte del peso de nuestro cuerpo.

Cuando estamos de pie, cargamos sobre ella sin piedad; sólo tenemos que pensar en todas esas ocasiones en las que, tras una tarde de cadencia de pasos cortos, parada, pasos cortos, nos hemos sentado a tomar algo o hemos llegado a casa sintiendo un intenso y punzante dolor en la región lumbar.

Si estamos sentados, apenas la dejamos reposar contra el respaldo de la silla o la mantenemos recta. La tensión del día a día, en el trabajo o en casa, se va acumulando desde las cervicales -que suelen ser las primeras en sentir el estrés- y va descendiendo, terminando en la parte inferior de la columna.

También hay lesiones y patologías que se reflejan en esta región: la hernia discal, la degeneración de las vértebras, la artritis, la ciática, la lumbalgia o, en el caso de las mujeres, problemas relacionados con el endometrio, el útero o los ovarios.

Espalda media

Probablemente, el dolor en la zona media de la espalda es el menos conocido aunque, no por ello, menos común. Al contrario que la región lumbar, móvil y activa, la espalda media, la zona ocupada por la caja torácica, es una parte del cuerpo más bien estática.

Generalmente, el dolor de espalda media no es grave y podemos confiar en recuperarnos en unas pocas semanas, siempre y cuando tratemos el problema de la forma adecuada.

El origen del dolor de espalda media suele estar asociado bien con ciertas lesiones, bien con elevados niveles de estrés. Una mala postura, cargar con peso excesivo, una hernia discal, la fractura de una vértebra, una excesiva tensión muscular o incluso la ruptura de un cartílago pueden ser los causantes del dolor.

Región cervical

Llegamos al cuello, a las cervicales, probablemente la parte del cuerpo que más a menudo sufre nuestros malos hábitos posturales.

La cervicalgia, el dolor de cuello, la tortícolis o los incapacitantes tirones son sólo algunas de las lesiones y dolencias que tienen a la región cervical como protagonista. Reconozcámoslo, estamos acostumbrados a maltratar a nuestro cuello, a no prestarle demasiada atención.

La distancia y la posición de la pantalla del ordenador nos obliga a inclinar la cabeza hacia delante; leemos o vemos la televisión en posturas muy poco recomendables para la salud de nuestras cervicales; hablamos por teléfono o whatsapeamos durante horas con el cuello torcido; llevamos colgando, en un solo hombro, mochilas o bolsos excesivamente pesados; y tantas otras costumbres que cargan y generan contracturas en nuestro cuello.

Incluso un tipo concreto de dolor de cabeza, la cefalea tensional, tiene su origen en un exceso de tensión en el cuello.

Más allá de las molestias causadas por malas posturas o por una tensión excesiva del cuello, también son las cervicales las que más sufren las consecuencias de un accidente (leve o grave) de tráfico. Y aquellas que se llevan la peor parte cuando no dormimos bien o no reposamos la cabeza sobre la almohada adecuada.

Dorsalgia

Si nos duele la espalda en uno o ambos costados es por culpa de la dorsalgia. Normalmente, las molestias, un tanto difusas pero persistentes, se localizan en la parte superior de la espalda, entre los omóplatos, ya que son los músculos que se encuentran profundamente insertados en el trapecio los que están contracturados.

Como comentábamos antes, también es posible que el dolor en el costado izquierdo o derecho se deba a una infección de algún órgano vital: piedras en el riñón, cálculos en la vesícula o inflamación del hígado.

La mayor parte de estas dolencias son susceptibles de ser tratadas con éxito por un fisioterapeuta. Las diferentes técnicas fisioterapéuticas y osteopáticas, junto con cambios en los hábitos posturales y ejercicios adecuados, ayudarán a reducir la inflamación, mejorarán la circulación, devolverán –en la medida de lo posible- la elasticidad a nuestras articulaciones y reforzarán el tono muscular.