Dolor de rodilla: lesiones y reumatismos que trata la fisioterapia
dolor de rodilla lesiones y reumatismos

El dolor de rodilla es una patología bastante frecuente que puede estar asociada tanto con una lesión, a menudo por la práctica de algún deporte, como con reumatismos, es decir, con el envejecimiento de la articulación. Un problema degenerativo muy común que afecta a las rodillas es la artrosis.

La buena noticia es que la mayoría de las molestias y dolores que sentimos en la rodilla pueden ser tratados con éxito mediante diferentes técnicas fisioterapéuticas.

El dolor de rodilla suele responder bien a una lesión, bien a un reumatismo o a artrosis

La rodilla es una articulación muy expuesta a sufrir, por un lado, golpes y sobrecargas y, por otro, el efecto del desgaste y del envejecimiento. No es sólo que sea una articulación clave para caminar, mantenernos erguidos o agacharnos sino que también soporta, constantemente, el peso de nuestro cuerpo.

La mayoría de las lesiones de rodilla presentan un cuadro sintomático similar: dolor, hinchazón, dificultad al apoyar el pie o caminar… Incluso en el caso de reumatismos o artrosis, el síntoma más extendido es, básicamente, la sensación de dolor en la articulación.

La rodilla, gran protagonista de las lesiones deportivas

Basta con echarle un vistazo a la sección de deportes de los medios de comunicación para comprobar que la rodilla es una de las articulaciones que más sufre si practicamos fútbol, baloncesto, remo u otros deportes y cuando salimos a correr.

Como ya comentamos en un artículo anterior, la fisioterapia deportiva está especialmente indicada para tratar muchas lesiones que se producen en el campo de juego o en la cancha.

En el caso de las lesiones de rodilla, la fisioterapia juega un doble papel. Por un lado, es capaz de tratar muchas de ellas; por otro, es fundamental en la recuperación de la movilidad en el caso de lesiones graves que nos hayan llevado a pasar por el quirófano (postoperatorio y rehabilitación).

Vamos a ver algunas de las lesiones más comunes que puede sufrir la rodilla, ya que es muy importante tener un diagnóstico certero para poder tratarlas adecuadamente.

  • Tendinitis de rodilla

Es la inflamación de los tendones de esta articulación, sea por un uso excesivo, por falta de calentamiento al practicar un deporte o por un traumatismo.

Depende de la gravedad de la lesión, sentiremos dolor de forma intermitente, sobre todo al iniciar la actividad física, o de forma más permanente, sencillamente realizando nuestra actividad cotidiana. Es posible que sintamos, al palpar, cierta hinchazón.

Las técnicas manuales de la fisioterapia conseguirán reducir la inflamación. Es bastante común, después de cada sesión, que se apliquen en la articulación vendas neuromusculares (kinesiotaping).

  • Rotura de menisco

En el caso de la rotura de menisco, hay que analizar muy bien los síntomas y llevar a cabo algunas pruebas ya que puede confundirse con otro tipo de lesiones de rodilla, como el esguince de ligamentos. En este tipo de lesión, a menudo, los ligamentos resultan dañados.

Aunque sea una rotura, en muchos casos no hay que operarla sino que puede recuperarse la movilidad con algunas sesiones de fisioterapia y ejercicios de fortalecimiento de la zona.

La fisioterapia también está indicada para la rehabilitación posterior a una operación por rotura de menisco.

  • Esguince de rodilla o de ligamento lateral

El esguince se produce cuando los ligamentos se desgarran o distienden de forma súbita. El más común es el esguince de ligamento lateral interno. Uno de los síntomas es que se siente dolor de rodilla al caminar o apoyar el pie.

Depende de la fase en la que se halle la lesión, tendremos que desarrollar un protocolo de tratamiento fisioterapéutico u otro. Es importante acompañar la rehabilitación con ejercicios apropiados.

  • Inestabilidad de la rótula

La inestabilidad rotuliana se produce cuando hay algún tipo de problema en la articulación que une el fémur y la rótula. Puede tratarse de una luxación de la rótula o de una condropatía rotuliana (degeneración del cartílago).

Ambas afecciones pueden tratarse con técnicas fisioterapéuticas, teniendo en cuenta el estado de la rótula en cada caso y descartando aquellas lesiones que, por su gravedad, han de ser tratadas quirúrgicamente.

  • Quiste de Baker

Se produce cuando el líquido sinovial se sale de las vainas por las que suele circular y termina acumulándose en la parte posterior de la rodilla.

Aparece un bulto o hinchazón por detrás de la articulación que hace que sea molesto y doloroso el sencillo movimiento de extender y recoger la rodilla.

  • Reumatismos

Como ya comentamos en un artículo anterior de este blog, los reumatismos se dejan sentir, sobre todo, en las articulaciones con más movilidad (la rodilla es una de ellas) y cuando se producen cambios de tiempo o el aumento de la humedad ambiente.

El reuma afecta a los tejidos blandos y, en muchos casos, se debe a la degeneración de éstos por el paso del tiempo. Por esta razón, el tratamiento fisioterapéutico de esta dolencia suele apoyarse en movimientos suaves, tanto de las articulaciones como de los propios tejidos afectados.

  • Artrosis

El tratamiento de la artrosis de rodilla se centrará en reducir el dolor de rodilla producido por la alteración de los cartílagos y en mantener o recuperar, en la medida de lo posible, la movilidad de la articulación.