Tratamiento del esguince y recuperación sin secuelas
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¿Quién no ha tenido alguna vez un esguince? Pocas personas hay que puedan decir que nunca se han hecho un esguince. Es una de las lesiones más comunes, sobre todo el de tobillo. Una torcedura tonta, caminando por la calle, es la forma más sencilla de terminar con un esguince de tobillo. en este artículo te damos algunos consejos a la hora de seguir un tratamiento del esguince.

Muchas veces, aunque nos duela, no le damos importancia. Habrá sido el golpe, pensamos, y lo dejamos estar. En caliente, el esguince apenas es una leve molestia, una sensación de calor o una palpitación en el pie, en la rodilla o en la muñeca. Pero si no lo tratamos, irá a más y, lo que es peor, puede dejar secuelas que sentiremos durante meses o años. Es lo que conocemos como “un esguince mal curado”.

Todos los esguinces se pueden tratar con fisioterapia, tanto los leves como los más graves

La mayoría de los esguinces tan sólo requieren unas pocas sesiones de fisioterapia. Es posible incluso quitarlos en una única sesión, todo depende de la gravedad de la lesión y de cuánta prisa tengamos por volver a recuperar nuestros hábitos cotidianos.

Esguince de tobillo o torcedura

El esguince de tobillo, la mera torcedura, es una lesión asociada con los tejidos blandos. De forma sencilla, podemos decir que el esguince es un sobreestiramiento de la musculatura que provoca una lesión en uno o varios ligamentos. En el caso del pie, por ejemplo, los más comunes son los esguinces de los ligamentos laterales.

Muchas veces hablamos de torcedura cuando nos queremos referir a un esguince de poca gravedad. Por muy atentos que vayamos, en la vida cotidiana es bastante fácil que se produzca: caminando por la calle, al tropezar con algún pequeño obstáculo, resbalando en una superficie deslizante, corriendo porque se va el autobús o cuando un tacón del zapato se queda enganchado en una rejilla.

Este tipo de lesiones también se presentan cuando cambiamos de hábitos, por ejemplo, en vacaciones. Si somos personas sedentarias y, de repente, estamos varios días caminando durante horas, visitando una ciudad; si vamos a la playa, cambiamos las superficies duras por la arena para pasear por la orilla del mar, jugar a las palas o al voleyplaya.

Si somos deportistas, estaremos bastante familiarizados con los esguinces de tobillo, de rodilla o de muñeca, dependiendo del deporte. Muchas veces, se producen por falta de calentamiento inicial o por una hidratación deficiente. Si no preparamos nuestro cuerpo ni nuestros músculos y tendones para la actividad que vamos a realizar, hay muchas posibilidades de que terminemos lesionándonos.

Esguince y deporte

Los esguinces se pueden producir por una caída, por un golpe, por un movimiento brusco o por un giro a contrapie. Sentimos la punzada de dolor, un instante nada más. En ese momento, sea grave o leve la lesión, lo mejor es abandonar el terreno de juego o la pista y, si podemos, aplicar hielo. De esta manera, evitaremos en parte la inflamación y sentiremos cierto alivio.

El riesgo de hacerse un esguince es bastante alto en cualquier deporte. Los esguinces de muñeca son propios de los deportes de raqueta y del golf. El running y los deportes de impacto como el fútbol, el balonmano o el baloncesto son claros candidatos al esguince de rodilla o de tobillo. La rodilla también suele ser la gran sufridora cuando practicamos deportes de invierno, como el esquí o el snowboard.

Tratamiento del esguince mediante fisioterapia

Lo primero que hará nuestro fisioterapeuta es valorar la gravedad del esguince. Los casos de esguinces leves y moderados pueden ser tratados con técnicas manuales que reducirán la inflamación y reactivarán la musculatura. Junto con las técnicas de amasamiento, es muy interesante para tratar esguinces el drenaje linfático manual.

Existe una creencia bastante extendida, incluso entre los médicos, de que hay que inmovilizar la zona afectada, escayolando el pie, la muñeca e incluso la rodilla. Sin embargo, esta práctica es contraproducente ya que la musculatura pierde elasticidad y podemos incluso cronificar el esguince.

Es posible que, tras la sesión, nuestro fisioterapeuta nos aplique un vendaje funcional. También se puede colocar un vendaje neuro-muscular (kinesiotaping), sobre todo en el caso de que haya desgarramiento parcial de las fibras musculares.

Los esguinces graves suelen requerir intervención quirúrgica. En estos casos, la fisioterapia tendrá un papel rehabilitador postoperatorio.