El estrés y la ansiedad están cada vez más presentes en nuestro día a día y pueden ser los causantes de múltiples dolencias. Una de ellas, que además es cada vez más común, es el dolor de mandíbula. Y es que el trastorno de la Articulación Temporomandibular (ATM) es cada vez más frecuente.
[dt_sc_blockquote type=»type2″ align=»center» variation=»cyan»]El bruxismo, una patología que consiste en apretar de forma involuntaria e inconsciente la mandíbula e incluso rechinar los dientes, suele ser el causante de estos dolores.[/dt_sc_blockquote]
Esta fuerza excesiva de la mandíbula puede producir también dolor en la zona cervical además de en la mandíbula. Y es que los síntomas y consecuencias del bruxismo son muy variados y pueden localizarse además fuera de la boca:
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- Desgaste de las piezas dentales llegando incluso a presentar fracturas dentarias.
- Hipersensibilidad dental al calor y/o al frío
- Inflamación y dolor en la ATM
- No se puede abrir o cerrar la boca totalmente sin notar dolor.
- Episodios repetitivos en los que la mandíbula se queda bloqueada.
- Sensación de dificultad al tragar.
- Dolor de cabeza
- Dolor cervical
- Dolor de oídos
- Insomnio
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Causas
Las causas de la disfunción de la ATM son muy diversas aunque pueden resumirse en las siguientes:
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- Estrés.
- Ansiedad.
- Depresión.
- Asimetría en la estructura craneal.
- Predisposición genética.
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Tratamiento
Para tratar el bruxismo lo más importante es restablecer el equilibrio entre los músculos, las articulaciones y nuestros dientes. Para ello, una de las herramientas más utilizadas es la férula o placa de descarga personalizada.
Esta férula permite disminuir y redirigir la fuerza de masticación para relajar la musculatura y proteger la ATM aunque el papel de la fisioterapia también es fundamental. Y es que es el fisioterapeuta el que ayudará a reducir el dolor y a restaurar la movilidad de nuestra mandíbula.
Ejercicios para la relajación de la musculatura
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- Frente al espejo, con la espalda recta y la musculatura relajada, llevar la punta de la lengua al paladar, justo por detrás de los incisivos y abrir y cerrar la boca lentamente 10 veces. No abrir la boca más de la cuenta y no hacer esfuerzos para ello.
- Nuevamente, llevar la punta de la lengua al paladar, abrir lentamente la boca y arrastrar la punta de la lengua hacia atrás, intentando tocar la campanilla. Repetir 10 veces
- Tumbados, agarramos el lóbulo de la oreja con dos dedos y tiramos de manera suave hacia nuestros pies manteniendo unos segundos. Poco a poco los tejidos se irán relajando. Repetir 10 veces
- Realizar estiramientos cervicales llevando la oreja hacia un hombro y manteniendo la posición durante 30 segundos. De forma lenta cambiaremos de lado mientras respiramos profundamente.
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