Contractura muscular y puntos gatillo, cómo tratarlos con fisioterapia
Contractura muscular y puntos gatillo

La contractura muscular es tan común como el resfriado, ¿quién no ha sentido alguna vez ese dolor sordo en la parte alta de la espalda o en el cuello? Las tensiones de la vida cotidiana, el estrés, las malas posturas o un sobreesfuerzo practicando algún deporte pueden ser la causa de que aparezca una contractura muscular.

Quizá te sorprenda saber que las contracturas musculares no son sólo muy comunes entre los deportistas sino que también los músicos las sufren a menudo

Aunque a menudo intentamos seguir con nuestro día a día pese al dolor y la molestia, es conveniente tratar la contractura lo antes posible, para que no vaya a más. Un músculo contracturado o irritado no es un buen compañero y, afortunadamente, en la mayor parte de los casos, el tratamiento fisioterapéutico es sencillo y muy eficaz.

Contractura muscular y puntos gatillo

Coloquialmente, cuando hablamos de contracturas musculares lo hacemos denominándolas “nudos”. Es una imagen muy gráfica de lo que sucede en nuestro músculo porque, cuando se contrae o se irrita, se forma un pequeño abultamiento doloroso.

En muchas ocasiones, la contractura está relacionada con la activación de un punto gatillo. Los puntos gatillos son esos pequeños nódulos, repartidos por todo nuestro cuerpo, en los que se concentra la sensación dolorosa cuando hay un problema muscular. Cuando están irritados, una simple palpación produce una reacción física.

Las contracturas musculares más comunes se producen en la zona de los trapecios y en el cuello, porque son las zonas que más tensión suelen soportar. Pero también pueden aparecer en la región lumbar, en los glúteos o en los gemelos.

Causas de la contractura muscular

Es relativamente sencillo padecer una contractura muscular, más si tenemos en cuenta el ritmo frenético de vida que llevamos la mayoría, el continuo estrés que soportamos y la tendencia al sedentarismo.

Nuestros músculos no están preparados para pasarse horas en la misma postura. Digamos que les gusta moverse, estar activos. Por eso, si nuestro trabajo requiere que estemos muchas horas seguidas sentados o de pie, es conveniente ser conscientes de la postura que toma nuestro cuerpo.

Levantarnos de vez en cuando, cambiar el peso de una pierna a la otra si estamos de pie e intentar mantener la espalda y el cuello rectos, son pequeñas atenciones que debemos tener con nuestro cuerpo para evitar contracturas.

La tensión suele acumularse en la zona de los hombros, en los trapecios concretamente, y en el cuello. De hecho, las cefaleas tensionales y muchos casos de cervicalgia se deben a posturas incorrectas frente al ordenador o al teléfono. Para tratar estas dolencias, tanto la fisioterapia como la osteopatía cuentan con técnicas adecuadas que ayudan a liberar la tensión acumulada.

Cómo tratar los puntos gatillo

Los nódulos o puntos gatillo se tratan con una técnica muy específica que se centra en desactivarlos: la punción seca. Esta técnica emplea unas pequeñas agujas, parecidas a las de la acupuntura pero tan finas como uno de nuestros cabellos. De esta manera, sólo actúa sobre el punto exacto en el que se acumula la tensión.

La punción seca es muy utilizada para tratar dolores musculares, en particular los que se producen por contracturas y sobrecargas. Aunque es una técnica semi-invasiva, ya que las agujas penetran mínimamente en la piel, sólo sentiremos un pequeño pinchazo, apenas una molestia que dura un segundo.

Masaje descontracturante

La terapia manual es, sin duda, la más adecuada para tratar contracturas musculares. El masaje descontracturante se centra en aliviar la tensión muscular, en mejorar el riego sanguíneo y en reducir la posible inflamación. Es una técnica perfecta para liberar estrés, por lo que es recomendable incluso cuando no existe una contractura como tal, para prevenir su formación, tonificar y estirar nuestra musculatura.

Contractura muscular y deporte

Hemos hablado del sedentarismo como una de las causas de las contracturas musculares pero también puede producirse, precisamente, por lo contrario: un exceso de ejercicio o un sobreesfuerzo muscular. De hecho, la fisioterapia del deporte trata, a menudo, contracturas musculares.

Muchas veces, cuando practicamos algún deporte, salimos a correr o echamos un partido con nuestros amigos, se nos olvida calentar al inicio o estirar cuando terminamos. Los músculos, cuando están fríos, soportan peor los sobreesfuerzos, de ahí que tiendan a sobrecargarse si no hemos calentado previamente. Sucede algo parecido cuando terminamos bruscamente de realizar un ejercicio; el músculo se enfría de forma abrupta, contrayéndose de forma involuntaria.

Hacer ejercicio es muy bueno para mantener nuestros músculos en buena forma pero es importante prepararlos antes, ¡cinco minutos de calentamiento y listos!