Reeducación del suelo pélvico y prevención del prolapso
Reeducacion del suelo pelvico

El suelo pélvico es el sostén de los órganos pélvicos, es decir, de la vejiga, la uretra, el útero y la vagina. Está compuesto por una serie de músculos y articulaciones; se compone, exactamente, de un 70% de tejido conjuntivo y de un 30% de músculos.

Con el tiempo, el suelo pélvico, presionado por los órganos que sostiene, puede perder firmeza y caer, arrastrando tras de sí a uno o varios de los órganos pélvicos que mencionábamos.

La caída de los órganos sujetados por el suelo pélvico suele conocerse con el nombre de prolapso (de vejiga, de útero, de recto…)

Las mujeres son las más afectadas por la caída del suelo pélvico aunque también se puede dar en hombres operados de próstata

Como en el caso de otros problemas físicos, hay dos momentos en los que podemos actuar

  • Antes de que se produzca el descolgamiento, es decir, de forma preventiva, fortaleciendo nuestro suelo pélvico.
  • Una vez que ya se ha producido la caída. En este caso, dedicaremos nuestros esfuerzos a la rehabilitación y reeducación del suelo pélvico.

Prevención y rehabilitación del suelo pélvico

Es importante mantener la elasticidad del suelo pélvico. Para conseguirlo, hay que entrenarlo. Y, ¿cómo lo hacemos? Pues de la misma manera que entrenamos otros músculos del cuerpo, sean de los brazos, de las piernas, del torso o de la espalda: poniéndolos a trabajar, haciendo ejercicio con ellos.

Aunque hayamos empezado a notar el descolgamiento del suelo pélvico, no hay que alarmarse, estamos a tiempo de revertir esta caída. Las técnicas manuales y la electroestimulación son dos de los tratamientos que emplea la fisioterapia para recolocar el suelo pélvico.

Es importante acompañar el tratamiento en la clínica con los conocidos como ejercicios de Kegel o con gimnasia hipopresiva. Nuestro fisioterapeuta podrá explicarnos cómo se llevan a cabo este tipo de ejercicios.

Funciones del suelo pélvico

El suelo pélvico tiene, fundamentalmente, cuatro funciones. La primera, que ya hemos comentado, es la de servir de sostén de los órganos situados en la región de la pelvis.

También cumple una función de continencia: es el conjunto de músculos que impide o permite salir la orina y las heces. Por esta razón, cuando el suelo pélvico no está en buena forma, muchas mujeres notan pérdidas de orina involuntarias o, por el contrario, tienen problemas de retención, no consiguiendo vaciar la vejiga del todo cuando hacen pis.

El suelo pélvico también está muy relacionado con el placer sexual y con ciertas disfunciones sexuales que se evidencian en dolor pélvico crónico o dolor causado por la penetración. Por el contrario, el orgasmo es un ejercicio muy positivo para mantener el suelo pélvico en forma.

Por último, juega un papel fundamental tanto durante el embarazo como a la hora de dar a luz de forma natural (vaginal).

¿Por qué puede perder firmeza el suelo pélvico?

Hay varias causas por las que el suelo pélvico puede desprenderse. Las principales son estas:

  • El embarazo y el parto. Durante el embarazo, el bebé ejerce presión sobre los músculos, los mismos que, durante el parto, sufren una fuerte distensión. Para minimizar el impacto del embarazo sobre el suelo pélvico, se recomienda realizar ejercicios de Kegel a diario (en el caso concreto de las embarazadas, se debe evitar la gimnasia hipopresiva).
  • El envejecimiento. Con el paso del tiempo, los músculos pierden elasticidad. En el caso de la mujer, la llegada de la menopausia está muy ligada al debilitamiento de los tejidos debido a la pérdida de estrógenos y otras hormonas.
  • Práctica de deportes de impacto (o hiperpresivos). Son aquellos en los que tenemos que despegar los pies del suelo: correr, jugar al baloncesto, al balonmano o al voleibol, practicar tenis o pádel. El impacto constante contra el suelo repercute negativamente sobre la pelvis.

Otras causas pueden ser los frecuentes y fuertes ataques de tos, problemas de estreñimiento, la obesidad e incluso llevar a menudo ropa muy ajustada que presiona sobre la pelvis.

¿Qué síntomas?

Dependiendo del órgano u órganos afectados por la caída del suelo pélvico, nos encontraremos con unos síntomas u otros.

El más común es la pérdida de orina, de forma involuntaria. Pero hay otros:

  • Retención de parte de la orina, es decir, resulta imposible vaciar la vejiga por completo.
  • Estreñimiento (en el caso de desprendimiento del recto).
  • Pueden darse casos de infecciones en las vías urinarias.
  • También puede notarse dolor en la parte baja de la espalda o al caminar. Este es el caso si el prolapso (desprendimiento) ha sido de útero.

Reeducación del suelo pélvico

El tratamiento de la caída del suelo pélvico y su posterior reeducación debe empezar por una valoración completa de su funcionalidad por parte del fisioterapeuta.

La exploración debe abarcar, no sólo los órganos sostenidos por el suelo pélvico y los tejidos y la musculatura que lo constituyen, sino también las partes que lo circundan: la pelvis, el diafragma y el abdomen.

Es importante analizar la postura del paciente. En el caso de las mujeres, el uso constante de zapatos de tacón alto inclina el cuerpo y la columna vertebral hacia delante, causando una presión mayor de lo normal sobre el suelo pélvico.

Pasar muchas horas sentado tiene el efecto contrario pero el mismo resultado: tendemos a inclinar el cuerpo hacia atrás y, de nuevo, ejercemos presión, primero sobre el abdomen y, después, sobre la musculatura pélvica.

La reeducación del suelo pélvico empezará con la colocación de la musculatura gracias a técnicas manuales fisioterapéuticas y continuará con ejercicios de Kegel y gimnasia hipopresiva.

Este tipo de ejercicios no requieren mucho tiempo pero sí que es necesario hacerlos de forma continuada, a diario, controlando la respiración y relajándonos lo máximo posible.