Lumbalgia, una dolencia tan extendida como evitable
lumbalgia una dolencia evitable

Cualquier persona que haya padecido lumbalgia, aunque sólo haya sido una vez en la vida, se acuerda. Es ese dolor fulminante que se siente en la parte baja de la espalda y que nos impide movernos o cambiar de postura. Nos quedamos petrificados, como si nuestra columna hubiera perdido, de pronto, cualquier capacidad de movimiento. La lumbalgia, además de incapacitante, es muy dolorosa.

Es una de las patologías musculares más extendidas y la que motiva más bajas por incapacidad laboral. Entre el 70 y el 85% de la población la ha sufrido, al menos, una vez en la vida. Entre sus causas, no sólo encontramos el sobreuso de la región lumbar sino problemas de obesidad, estrés e incluso ansiedad.

El dolor de cabeza y la lumbalgia son las dos causas principales de las visitas al médico en relación con dolencias crónicas

¿Por qué se produce la lumbalgia, cómo podemos evitarla y de qué manera la tratamos con éxito?

Vamos a tratar de responder a estas preguntas para mejorar la calidad de vida de todas aquellas personas que sufren o pueden sufrir esta dolencia.

Lumbalgia, ¿qué es y cómo se produce?

La definición es muy sencilla; la lumbalgia es una contractura dolorosa y persistente de los músculos de la zona baja de la espalda. Como decíamos al principio, suele aparecer de forma fulminante aunque, si nos fijamos bien, notaremos algunos avisos previos:

  • Una leve molestia, durante días, en uno o ambos lados de la región lumbar.
  • Cierta sensación de adormecimiento que parte de la zona baja de la espalda y puede llegar hasta los pies.
  • Un dolor punzante en la parte inferior de la espalda al realizar un sobreesfuerzo, como levantar un objeto pesado.
  • Sensación de debilidad en las piernas.

Generalmente, se produce por el exceso de uso de la musculatura, bien por repetición de un movimiento, bien por alzar objetos pesados. Probablemente todos conocemos a alguien que ha sufrido lo que solemos denominar, popularmente, “un ataque de lumbalgia” mientras hacía una mudanza o cambiaba muebles de sitio en casa.

La lumbalgia también se puede producir por cargar con peso sobre los hombros y por malas posturas al sentarnos. De hecho, esta patología se está incrementando entre los adolescentes, llegando casi a alcanzar las cifras de las personas adultas, debido, en parte, a la constante carga sobre la espalda de las mochilas escolares y a las posturas incorrectas en el aula o sentados en el escritorio de casa, estudiando.

Factores no médicos

Además de los factores físicos que hemos comentado hasta ahora, hay que tener en cuenta otros que son más bien de orden psicológico. De la misma manera que hablamos de cefaleas tensionales, causadas por la tensión nerviosa soportada por las vertebras del cuello, podemos referirnos a causas no médicas en el caso de la lumbalgia; el estrés, la ansiedad, la depresión e incluso la insatisfacción laboral son factores que pueden predisponer a esta dolencia.

Causas agravantes

Aunque la lumbalgia se produzca por el sobreuso de los músculos de la parte baja de la espalda, existe una serie de factores que agravan el riesgo de padecerla.

  • Las posturas inadecuadas

A menudo, nos sentamos mal, sin pegar la espalda al respaldo de la silla o echando todo el peso del tronco sobre la región lumbar. Muchas veces, caminamos encorvados, con los hombros hacia delante, cargando el peso, de nuevo, sólo sobre una parte de la columna.

  • El sedentarismo

El fortalecimiento de la musculatura de la cintura abdominal nos ayuda a evitar la lumbalgia. De ahí que el sedentarismo y la falta de ejercicio provoquen que tengamos más posibilidades de padecer lumbalgia, debido a la poca preparación de nuestros músculos para enfrentarse al exceso de uso.

  • Las vacaciones

Sí, puede parecernos sorprendente, ya que es el momento en el que, supuestamente, nos relajamos y nos olvidamos del estrés. Sin embargo, durante los períodos vacacionales modificamos nuestros hábitos cotidianos; cambiamos de cama y de almohada; a menudo nos ponemos unos kilitos más o practicamos deportes a los que no estamos acostumbrados. Todos estos cambios pueden repercutir sobre nuestra espalda y, en concreto, sobre la región lumbar.

  • La obesidad

Suele implicar un peso mayor de la zona del abdomen por lo que, si ya sufrimos dolores en la zona lumbar, probablemente éstos se agravarán. A este hecho hay que sumar que nuestras articulaciones tiene que soportar más peso, lo que se traduce en sobreuso y mayor desgaste.

  • Calzar zapatos de tacón

Es otra de las causas que favorece la aparición de la lumbalgia y de otras dolencias de espalda y de rodilla. Caminar con zapatos de tacón alto a menudo altera la posición de la pelvis y contribuye a que se produzcan tanto espasmos musculares como el desgaste de los discos vertebrales y de las articulaciones.

Fisioterapia y osteopatía para tratar la lumbalgia

Como hemos visto, una parte importante de las causas de la lumbalgia son evitables. La prevención es muy importante en el caso de esta dolencia por lo que debemos intentar cuidar nuestra postura corporal, evitar los movimientos repetitivos y tirar de la espalda cuando levantamos cargas pesadas. Además, debemos fortalecer la musculatura de la región lumbar. Tanto la fisioterapia como el yoga y el pilates son prácticas muy beneficiosas para conseguir tonificar estos músculos.

Pero, ¿qué hacemos una vez que ya la sufrimos?

Tanto desde la fisioterapia como desde la osteopatía se puede tratar esta patología. En primer lugar, es fundamental realizar un diagnóstico tanto de la dolencia como de su gravedad. A partir de ahí, el fisioterapeuta decidirá cuáles son las mejores técnicas para tratar la lumbalgia, desde la movilización y manipulación de las articulaciones hasta los estiramientos o la punción seca.

La osteopatía estructural también cuenta con técnicas adecuadas para aliviar la contractura muscular de la parte inferior de la espalda y devolver el equilibrio a nuestra columna.